Ramiro Méndez jugó al rugby en Areco con una pierna ortopédica y le ganó a la vida
En 1998 con mi colega y socio del Diario La Nación, Jorge Ciccodicola, llegamos a Quilmes en una jornada más de la cobertura que hacíamos del rugby juvenil de todos los fines de semana.
Círculo Universitario de Quilmes jugaba en una de sus categorías de menores de 19 años, pero unos minutos antes había llegado un equipo desde la ciudad de Areco, con un chico de 16 años que jugaba de una forma especial y rengueaba en una de sus piernas para llegar a disputar la pelota en las formaciones.
Era Ramiro Méndez, tenía 16 años y jugaba con una pierna ortopédica, producto de una malformación congénita de nacimiento, que sin embargo no le impedía practicar el deporte que tanto amaba.
La nota tuvo una repercusión inusual, con la llegada de Ramiro a la portada de los principales medios e incluso a los canales de la televisión. Conocimos a su familia y los esfuerzos que hacían por solventar y conseguir la prótesis que Ramiro "desgastaba" cada fin de semana alimentando su pasión dentro de la cancha.
Ramiro recibió numerosas invitaciones, compartió la charla previa del vestuario de Hindú antes de jugar una final frente al SIC, y recibió el reconocimiento de su ciudad natal, con el premio al mérito deportivo y la mención como jóven del año.
Pero el principal triunfo de Ramiro fue que le ganó a la adversidad y que superó los temores: consiguió lo que pocos lograron, hacerle un try a la vida.
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